Es justamente la posibilidad de realizar un
sueño lo que hace la vida interesante.
¿Cuál es la mayor mentira del mundo?
En un determinado momento de nuestra existencia, perdemos el
control de nuestras vidas, y estas pasan a ser gobernadas por el destino. Esta
es la mayor mentira del mundo. Seas quien seas o hagas lo que hagas, cuando
deseas con firmeza alguna cosa, es porque este deseo nació en el alma del
universo. Es tu misión en la tierra.
El alma del mundo se alimenta con la felicidad de las
personas. O con la infelicidad, la envidia, los celos. Cumplir su leyenda
personal es la única obligación de los hombres. Todo es una sola cosa. Y cuando
quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo.
La gente siempre está en condiciones de realizar lo que
sueña.
Las personas aprenden muy pronto su razón de vivir- dijo el
viejo con cierta amargura en los ojos. Quizá también sea por eso que desisten
tan pronto. Pero así es el mundo. Todo en la vida tiene un precio. Cuando todos
los días parecen iguales es porque las personas han dejado de percibir las
cosas buenas que aparecen en sus vidas siempre que el sol cruza el cielo.
¿Cuál es el secreto de la felicidad?
El sabio le sugirió que diese un paseo por su palacio y
volviese dos horas más tarde. Añadió entregándole una cucharita de té en la que
dejo caer dos gotas de aceite, lleva esta cucharita mientras caminas y cuida
que el aceite no se derrame. El joven comenzó a subir y bajar las escalinatas
del palacio manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara. Pasadas los dos
horas, retorno a la presencia del sabio, ¿Qué tal? – Pregunto el sabio - ¿viste
los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el jardín que el maestro de
los jardineros tardo diez años en crear? ¿Repasaste en los bellos pergaminos de
mi biblioteca?
El joven, avergonzado, confeso que no había visto nada. Su
única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el sabio le
había confiado. Pues entonces vuelve y conoce las maravillas de mi mundo. Dijo
el sabio. Ya más tranquilo, el joven tomo nuevamente la cuchara y volvió a
pasear por el palacio, esta vez mirando con atención todas las obras de arte
que adornaban el techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas a su
alrededor, la delicadeza de las flores, el esmero con que cada obra de arte
estaba colocada en su lugar.
De regreso a la presencia del sabio, le relato detalladamente
todo lo que había visto. ¿Pero dónde están las dos gotas de aceite que te
confié? Pregunto el sabio. El joven miro la cuchara y se dio cuenta de que las
había derramado.
Pues este es el único consejo que puedo darte – le dijo el
más sabio de los sabios – el secreto de la felicidad está en mirar todas las
maravillas del mundo, pero sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceites en
la cuchara.
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