Mi cuerpo, mi cárcel. Alejandra Stamateas

Estima herida

Todas las heridas que están en tu interior te encierran en una cárcel, la de tu propio cuerpo.
Muchas mujeres piensan de si mismas lo peor, castigándose por cualquier error que hayan cometido. Pero llega un punto en que se acostumbran a transcurrir en ese estado de fracaso permanente, sin percibir que son ellas mismas quienes le otorgaron al otro el poder de juzgarlas. La dependencia emocional te hace vivir buscando la aprobación de los demás. 

Pero el poder que las palabras y los juicios de valor tienen sobre tu vida es el que tu le das
No naciste para rendir examen delante de los otros, nadie te debe nada y tampoco le debes nada a nadie. Una estima herida guarda en si misma miedo y no tiene tolerancia al fracaso. Debemos tomarnos el tiempo para pensar en nuestros propios espacios y deseos, para no quedar atrapadas en los anhelos y los sueños de los otros. No castigues a tu cuerpo con ofensas, el recibe cada una de tus preocupaciones y las refleja.  
Las mujeres solemos “quedar atrapadas” en un mismo pensamiento por mucho tiempo y pareciera que no quisiéremos salir de él. En tus manos están
El poder y la determinación de detenerlo. Disfruta y goza de la vida. No dejes entrar a tu cuerpo nada que lo dañe. No te relaciones con aquellos que te subestiman y hieren tus sentimientos. 

El rol que hayas asumido y que no te permitió ser feliz hasta hoy puede cambiar. Reúne toda la información que tengas acerca de tus gustos, preferencias, debilidades y fortalezas, y actúa de acuerdo a esas necesidades básicas.
Una mente sana te llevara a hacer lo necesario para recuperar y fortalecer tu estima. Una mujer con una estima sana no tiene que demostrarle al mundo quien es.

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