La vocecita. Blair Singer


¿De quién es esa vocecita?

Es mía. Es tuya. Puede ser de muchas otras personas: nuestros padres, maestros, amigos, cónyuge, familiares, personas bien intencionadas al decirnos cómo actuar. 

Al principio tuve muchas dificultades para lograr mis objetivos, pues la incertidumbre desconcertaba a mis vocecitas. Tuve que aprender a enfrentar el riesgo, a encarar mis temores, a abrirme paso en la complejidad y a juntar todos los elementos adecuados para que las cosas funcionaran. 

La lucha verdadera estaba dentro de mi cabeza. Descubrí que mientras más me distanciaba de los condicionamientos de mi pasado, todo se volvía más sencillo.
Se dice que somos el reflejo de las seis personas con quienes más convivimos. Si analizas tu vida, te darás cuenta de que muchos de tus pensamientos son reflejos de los de estas personas, en especial, si convives con ellas y las respetas.

Así pues ¿de quién es la vocecita? Una parte es tuya. Otra es de tu mama, tu papa, tus maestros, tú sabes de quienes. Pero en última instancia, es tuya y de la manera en que te han influido los demás. Esta influencia no siempre es negativa. Yo tuve muchos maestros que me enseñaron entereza, liderazgo y tenacidad.

Mi padre me enseñó rectitud y valores. Mi mama me enseño amor. Mi abuelo me enseñó negociación y creación de empresas. Pero, para explotar todo mi  potencial, tuve que adoptar solo aquellos que me hicieran avanzar y desechar los que me retuvieron.

Recibimos la influencia de las demás personas y de nuestras experiencias, pero la manera en que respondemos a estas experiencias depende de cada uno.  


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